Un proyecto de dos profesoras de la Universidad de Castilla-La
Mancha (UCLM), Teresa Olivares y María del Carmen Ruiz, y de los
alumnos Jaime López y Carlos Guereta, ha sido seleccionado por
Google en un concurso mundial orientado a premiar la
investigación de las casas inteligentes y el Internet de las Cosas
(IoT).
"El tema de este trabajo es el estudio de la tecnología basada
en los dispositivos de bajo consumo o BLE
(Bluetooth Low Energy) y de los protocolos asociados para el
desarrollo de aplicaciones relacionadas con las Smart Home o casas
inteligentes en el ámbito del Internet de las Cosas", explica la
profesora Olivares, del departamento de Sistemas Informáticos de la
Escuela Superior de Ingeniería Informática de Albacete.
Olivares es además la investigadora principal del
proyecto regional Econsense, que tiene por objeto
mejorar el confort y seguridad en edificios inteligentes, así como
reducir el consumo energético. Los alumnos están realizando su
trabajo fin de grado y prácticas de investigación en dicho
proyecto.
La idea principal es desarrollar un prototipo de casa
inteligente que estará dotada con una serie de sensores
(de temperatura, humedad, luz o CO2 para el bienestar del usuario y
de apertura y cierre de puertas y ventanas para seguridad y control
de los movimientos por la casa) y dispositivos BLE para determinar
mediante micro-localización en qué parte de la vivienda se
encuentra el usuario. "De esta manera", explica Olivares,
"según dónde esté el residente se encenderán alguna de las luces o
lámparas de la estancia y permitirá detectar posibles
problemas de seguridad, como cuando los niños se acercan a ventanas
o balcones".
Olivares recuerda que esta microlocalización
está siendo todo un descubrimiento para el márketing y los estudios
de mercado de las grandes marcas, ya que aplicado a centros
comerciales se puede detectar dónde se detiene el potencial
comprador, delante de qué estantería o producto, etc.
Pero esta casa inteligente permitirá además, gracias a la
colocación de chips BLE en determinados
objetos, conocer el comportamiento de sus residentes.
¿Cómo? Por ejemplo, localizados en determinados alimentos
dentro del frigorífico, le avisarán que esos productos se
están agotando y hay que comprar más; o en cajas de medicamentos
para detectar si el usuario se ha tomado la dosis diaria o no; en
pulseras para registrar las constantes vitales, los cambios en su
estado de ánimo, para cambiar el color de las luces de la casa o
reproducir una determinada música.
Dotar a objetos de la vida cotidiana con chips BLE va a
servir también para encontrarlos. "Desde mi móvil, voy a
ver exactamente en qué parte de la casa están las llaves.
Solución a un problema que hemos tenido todos", puntualiza la
profesora Olivares.
"Además de los distintos dispositivos que estarán repartidos por
la casa, por los objetos y que lleve el propio usuario, la parte
más importante del proyecto la forma un servidor central
que va a recoger distintas fuentes de datos y que va a ser
programado con técnicas inteligentes de tratamiento de datos, para
que sea capaz de tomar decisiones y enviar
distintas acciones a los actuadores que tengamos en la casa (para
encender o apagar luces, subir o bajar persianas, conectar o
desconectar electrodomésticos, reproductores de música, etc.), y
recomendaciones, recordatorios o alarmas a nuestro Smartphone",
concreta.
Este servidor central es precisamente el elemento que diferencia
esta casa de otras Smart Home ya presentes en el mercado. Una
plataforma totalmente flexible que, según el equipo seleccionado,
se adapta a las necesidades de todo tipo de usuarios. "El
único requisito es contar con un Smartphone, ya que el
resto de dispositivos se adquieren de forma fácil y barata",
matizan.
Una vez que el proyecto ha sido seleccionado por
Google, el equipo investigador dispone de un tiempo de
ocho semanas para plantear las ideas principales, llevarlas a cabo
y presentar resultados. "Después se le puede dar
continuidad si creen que es interesante", concluye
Olivares.
El Mundo (25/04/2016)