El mercado es muy consciente de que
la banca española todavía soporta a su espalda miles de millones de
euros en activos tóxicos. Un peso que, según Analistas Financieros
Internacionales (AFI) se traduce en unos 238.000 millones de
euros.
La cifra no es baladí, sobre todo
si tenemos en cuenta que esta cantidad supone prácticamente el 9%
de los balances de las entidades, que tienen que soportar el lastre
de créditos dudosos y activos adjudicados.
Esta millonaria losa les consume
alrededor de 20.000 millones de euros en provisiones y capital, lo
que se convierte en todo un problema si tenemos en cuenta que la
llegada de Basilea III, la nueva normativa que regulará el sector
internacional y que debe estar plenamente operativa antes de
2019.
Por si fuera poco, ha reducido a la
mitad la rentabilidad del sector. Para AFI, "los activos no
rentables podrían estar reduciendo la rentabilidad anual del sector
hasta en 5,4 puntos porcentuales: 1,2 puntos por la menor
generación de ingresos financieros y en unos 4,2 puntos por las
provisiones por deterioro".
Un problema que, según la agencia
de calificación crediticia Moody's
comparte con el resto de entidades europeas.
Moody's aseguraba la semana pasada
que la banca no tendrá más remedio que volverse más selectiva y encarecer los préstamos, las
líneas de crédito, los depósitos y los demás productos financieros
para no consumir demasiado capital y atenerse a las directrices
regulatorias.
Fuente: Idealista.com
-27/10/2015